Comienza en España el histórico juicio al fiscal general del Estado entre acusaciones cruzadas

España abre un juicio histórico contra el fiscal general Álvaro García Ortiz

España vive un hecho sin precedentes en su historia democrática: el juicio al fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, quien este lunes compareció ante el Tribunal Supremo acusado de revelar información confidencial sobre Alberto González Amador, pareja de la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso. Es la primera vez que una figura de tan alto rango en la Fiscalía enfrenta un proceso judicial en ejercicio de sus funciones.

La acusación sostiene que García Ortiz habría filtrado datos relacionados con el expediente de González Amador, implicado en presuntos delitos de fraude fiscal y falsedad documental.

Por estos hechos, se solicita una pena de entre cuatro y seis años de prisión, aunque la Fiscalía pide su absolución. El tribunal, integrado por siete magistrados, escuchará a más de 40 testigos a lo largo de seis jornadas, entre ellos fiscales, periodistas y figuras políticas vinculadas al caso.

El origen de la controversia se remonta a marzo de 2024, cuando una serie de publicaciones periodísticas revelaron que González Amador habría defraudado más de 350.000 euros mediante empresas pantalla. Poco después, una filtración de correos electrónicos desató una batalla mediática y política entre el Gobierno central y la administración regional de Madrid.

La Fiscalía emitió entonces un comunicado oficial para desmentir informaciones falsas difundidas por el entorno de Ayuso, lo que llevó a González Amador a denunciar por supuesta vulneración de su intimidad.

A pesar de que el Tribunal Superior de Madrid descartó inicialmente una revelación ilegal de secretos, la investigación apuntó hacia la Fiscalía General, señalando a García Ortiz. No obstante, la instrucción culminó sin pruebas concluyentes de que el fiscal hubiera ordenado la filtración.

Diversos periodistas testificaron que los correos ya circulaban antes de llegar a la Fiscalía.

El proceso, con fuerte carga política, ha dividido opiniones en España. Mientras el Partido Popular y Vox exigen la dimisión del fiscal general por presunta parcialidad, sectores progresistas defienden su inocencia y lo consideran víctima de una persecución mediática.

La causa, más allá de su desenlace judicial, reabre el debate sobre la independencia del Ministerio Público y los límites entre justicia y política en el país.

T/CO

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