Adentrarse a los pasillos del Centro de Física del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) es recorrer el legado impresionante de un visionario como el Dr. Humberto Fernández-Morán, el científico capaz de llevar a un país como Venezuela a ser el pionero de la energía atómica en la región.
Cada rincón de la estructura que en otrora fuera el primer reactor de investigación nuclear de América Latina, el cual tiene su origen con la firma en junio de 1955 de una cooperación entre Estados Unidos y Venezuela, basada en la iniciativa “Átomos para la Paz”, concebido por el presidente estadounidense Dwight Eisenhower, mantiene la premisa de promover la aplicación de la ciencia y la tecnología nucleares para la paz y el desarrollo en beneficio de toda la humanidad; y que gracias al impulso del Dr. Humberto Fernández-Morán, se pudo materializar en 1960 con la inauguración del reactor nuclear RV-1, que tras su cese de actividades pasó a evolucionar en la Planta de Esterilización por Rayos Gamma, mejor conocida como Pegamma.
Aunque Pegamma ha tomado el relevo, su potencial es tan diverso, que todavía no parece tocar techo. En su edificación, se realiza la esterilización y reducción de microorganismos gracias a la acción de la energía proveniente de una fuente de cobalto 60 en diferentes productos desechables de uso médico, médicos quirúrgicos, farmacéuticos, productos naturales, especias, té, cosméticos y algunos alimenticios previa evaluación del producto, incluso asesorías para entes públicos como privados que tienen un carácter estratégico en la visión de transformación concebida por el Estado venezolano en modernizar la economía y la independencia plena.
Y en esa faena consecuente por hacer uso pacifico de la energía nuclear para el bienestar de Venezuela está Félix Barrios, encargado de la jefatura de Pegamma, un hombre, nacido en Los Teques (Miranda) quien ha dedicado 27 años de su vida dentro de estas instalaciones, y para quien Pegamma representa más que una planta industrial de irradiación, debido a que allí no solo ha crecido profesionalmente con la obtención de sus títulos académicos, sino que a su vez, éste ha podido compaginar su rol como padre de dos hijos, aunado a su convicción por impulsar el progreso de la nación.
“Tras la primera experiencia con el reactor, y su paralización, se llevó a cabo una transformación que es lo que hoy conocemos con la Planta de Esterilización por Rayos Gamma (Pegamma) del IVIC, siendo únicos en nuestro tipo, de vanguardia, ya que contamos con líneas de trabajo para productos descartables, alimentación e investigación. Esta planta es única no solo en el país, sino también en el resto de América Latina y puedo decir del mundo, somos una planta de esterilización de rayos Gamma, y esto es derivado por el trabajo de ser los primeros en contar con un reactor de investigaciones en la región”, relata Barrios.
Salud como eje
Una de las mayores contribuciones de Pegamma está en el sector salud refiere Barrios, al describir que “la mayor cantidad material que irradiamos, guarda relación con el sector salud, sobre todo en material médico quirúrgico que van a hospitales, clínicas, centros de diagnóstico integral y hasta farmacias”
¿Pero cómo se hace este proceso? es una de las interrogantes más recurrente para quienes visitan Pegamma, de allí que Barrios explique “nuestro proceso de irradiación se hace a través de unos lápices de cobalto que es un emisor de rayos gamma, que a su vez interactúan con la materia, todo ello para atacar una carga microbiana que viene derivada de un proceso de construcción, fabricación, manejo del personal, y cuando es sometido a rayos gamma, interactúa con esos microorganismos, bien sea para su eliminación o control, lo que trae consigo la certificación para el uso y consumo humano”.
Sus alcances son tan amplios que a la par de lo desarrollado en el campo de la salud, desde Pegamma existen experiencias de esterilización de prótesis de cráneos, prótesis de caderas, plásticos, condimentos, productos fitoterapéutico, herbolarios, tubérculos, entre otros, incluyendo la investigación, “el campo para irradiación es muy amplio” resalta.
Apuntando a la soberanía
Si bien, el área nuclear en Latinoamérica comenzó en Venezuela, el impacto socioproductivo de la irradiación aún tiene historia que escribir, en Pegamma, más allá de sus contribuciones al sector salud, se apunta a contribuir a la soberanía alimentaria como uno de los ejes estratégicos del Estado venezolano.
“Hay proyectos que se orientan a fortalecer el área de la soberanía alimentaria, proteger ciertos cultivos que tienen nuestros campesinos, protegerlos de las bacterias y plagas que los puedan atacar. Tenemos proyectos de irradiación en cacao y café, para residuos de biopolímeros en el ambiente, además de otros que necesitamos para proteger nuestro cultivos de bacterias y apuntar a la soberanía alimentaria, la recuperación de desechos para ser usados en la sociedad, todos auspiciados por el OIEA, y el Ministerio de Ciencia y Tecnología” añade.
No en vano, Barrios quien es fiel reflejo de la preservación de la tradición histórica en el desarrollo de las tecnologías nucleares de la nación suramericana avizora que “Pegamma es una punta de lanza, somos únicos en el país y estamos contribuyendo a la salud del pueblo, con la irradiación de material hecho en Venezuela, que se coloca en anaqueles y hospitales. Estamos hablando de materiales hechos y procesados en el país, atendiendo los más altos estándares, sin necesidad de estar importando material. Y en materia nuclear, manejamos una energía limpia, con un campo de irradiación de materiales muy amplio. Así que podemos seguir participando en una variedad enorme de proyectos”.
Energía limpia y segura
Pese a que sobre el tema de energía nuclear, se cierne un halo de mitos propios de una construcción social alimentada por la desinformación que la vincula a una fuente energética altamente peligrosa, lo cierto es que en Pegamma se mantiene la premisa de ser una de las más seguras y limpias que existen, al tiempo que los procesos de irradiación que se realizan no representan ningún tipo de amenazas.
“La energía nuclear es una de las energías más limpias que hay, debemos desmontar los mitos que son derivados de la desinformación, y que tienen que ver con la radioactividad, en el caso de los rayos gamma que empleamos en la planta Pegamma, no tienen la potencia suficiente para activar un producto u material radioactivo que garantizan el producto terminado. Solo interactuamos con los microorganismos y bacterias, para eliminarlas, o disminuir sus colonias, no generamos residuos radiactivos, somos completamente seguros, y no hay impacto en el entorno” explica Barrios.
Por ser una planta de irradiación que emplea cobalto-60, Pegamma tiene amplias funciones y usos dentro del territorio venezolano, los cuales cumplen diversos estándares de seguridad, pero sobre todo alineados con un valor estratégico al servicio de la población.
Asimismo, Barrios subraya que “esto es un proceso seguro, porque estamos aplicando normas de seguridad internacionales, inclusive tenemos normas nacionales que estamos cumpliendo en nuestro caso particular como Pegamma, seguimos cumpliendo los estándares, desde cuando funcionaba el reactor de investigación, ya que la seguridad es lo primero. Tenemos que ser más visibles, llegar a las comunidades, que nos conozcan, y sepan de nuestro trabajo, para concientizarlos sobre el uso responsable de la energía nuclear”.
En lo concerniente a la operatividad dentro de Pegamma, la misma está sujeta a minuciosos controles y normativas desde su ente rector en Venezuela, como el Ministerio del Poder Popular para la Ciencia y Tecnología (Mincyt), además de responder a los estándares del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), donde el factor seguridad, es una condición sine qua non.
Relación estrecha
El terreno abonado por la proyección del Dr. Humberto Fernández-Morán, hacen posible que Venezuela continúe con esa mirada multidisciplinaria de la tecnología radioisotópica y de irradiación aplicada a una variedad de esferas inimaginables, principalmente en la medicina, la industria, la agricultura y el medio ambiente, lo que convierte no solo a Pegamma en un referente en el territorio, sino también en punta de lanza dentro del proceso de investigación científica y las alianzas que se desarrolla con el uso pacífico de la energía atómica.
“El OIEA y Venezuela, llevan una relación muy estrecha, siempre está presente en todos los proyectos que está llevando a cabo el país, atendiendo a recomendaciones y experiencias que lleva el organismo rector en materia atómica, y nos va muy bien” comenta Barrios.
Por consiguiente, en virtud de esa articulación clave que existe con otros entes pertenecientes al Polo Científico-Tecnológico venezolano, como el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) y la Fundación del Instituto de Estudios Avanzados (IDEA), aunado al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), el Acuerdo Regional de Cooperación para la Promoción de la Ciencia y la Tecnología Nucleares en América Latina y el Caribe (ARCAL) y la Oficina Nacional de Enlace, se trabaja en una plataforma sólida para la planificación, formulación y ejecución de los proyectos que traigan consigo avances sobre el desarrollo y gestión de los conocimientos nucleares de gran impacto científico y productivo para Venezuela.