A donde llega, siempre da un apretón de manos. Es una característica suya, un gesto de cercanía y reconocimiento a quienes, sin descanso, entregan lo mejor de sí por un objetivo: garantizar la estabilidad del servicio eléctrico.
Hoy, más que nunca, el ministro del Poder Popular para la Energía Eléctrica, Jorge Márquez, tenía a la Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec) en el pecho.
Se sentía orgulloso de ver a tanto trabajador comprometido e identificado con los valores de eficiencia, responsabilidad y honestidad que definen al sector eléctrico.
Ellos, ubicados al costado de los vehículos que reforzarán la flota de 12 entidades del país, escuchaban atentos al saludo que les extendía, intercambiando alguna que otra anécdota que desató risas y comentarios jocosos de lado y lado. Y es que son eso: unión, empatía y cordialidad.
No hay distinción, todos son trabajadores del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) esforzándose por superar los obstáculos impuestos por una guerra sin cuartel que pretenden minar la alegría de un pueblo decidido a ser libre.
Aunque no se expresara con palabras, los presentes coincidían en una tarea: buscar soluciones para elevar cada vez más los niveles de calidad en la atención al usuario, incluido aquel que está en el caserío más lejano del territorio nacional.
Se despiden con gratitud, reafirmando al mismo tiempo la voluntad de avanzar juntos en la resolución oportuna de las demandas de un pueblo que confía en los trabajadores y las trabajadoras para alcanzar el bienestar.