El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró por tercer día consecutivo que está «abierto» a conversar con el jefe de Estado venezolano, Nicolás Maduro, en medio de la creciente amenaza provocada por el despliegue militar estadounidense en el Caribe, que atenta contra la soberanía de Venezuela y la región de América Latina como zona de paz.
«Él quiere hablar. Estoy abierto a hablar con él. Hablo con todo el mundo», declaró Trump desde la Casa Blanca durante una reunión con el príncipe heredero saudí Mohamed bin Salmán, respondiendo a preguntas de periodistas sobre el tema.
Sin embargo, el mandatario norteamericano reiteró acusaciones infundadas contra Venezuela, afirmando que el país suramericano había enviado a EE.UU. «a toda su población carcelaria» —sistemáticamente ha criminalizado a la emigración venezolana— y continúa enviando drogas a su país, narrativa sin fundamento pues el mayor porcentaje de drogas que sale de América del Sur a la nación del norte sale lo hace desde países con costas en el Pacífico, como Colombia, Ecuador y Perú.
Trump sostuvo que Maduro «estaba tratando con un mal presidente [Joe Biden] y se salió con la suya», contrastando con su actual Administración.
El presidente estadounidense enfatizó que ahora tienen «las fronteras más seguras del mundo» y advirtió que «nadie entra a menos que lo haga legalmente. Los detendremos».
Estas declaraciones se producen después de que el lunes y el domingo Trump señalara que hablaría directamente con el presidente Maduro mientras evaluaba una decisión sobre posibles ataques contra Venezuela, según había informado previamente.
A su vez, la reiterada disposición al diálogo se produce en paralelo al mayor despliegue militar estadounidense en el Caribe en décadas, bajo la operación denominada Lanza del Sur. El portaaviones USS Gerald R. Ford, el más avanzado y costoso de la flota estadounidense, arribó a aguas del Caribe este domingo, acompañado por destructores de misiles guiados, fragatas y escuadrones de aeronaves de quinta generación.
La administración Trump justifica la operación como una medida contra el narcotráfico, aunque Gobiernos de la región y analistas señalan que su retórica refleja una intención de revivir la Doctrina Monroe y apoderarse de los recursos de Venezuela.
En este contexto, la marina estadounidense ha perpetrado ataques en el Mar Caribe y el Pacífico oriental, en los que más de 80 personas han sido asesinadas y alrededor de 20 lanchas resultaron impactadas. La ONU ha reconocido que estas operaciones son ejecuciones extrajudiciales, y constituyen violaciones del derecho internacional.
En paralelo, tropas del Comando Sur de Estados Unidos y las Fuerzas de Defensa de Trinidad y Tobago (TTDF) anunciaron ejercicios militares conjuntos del 16 al 21 de noviembre, justificados por el país caribeño como una medida contra el crimen organizado.
El Gobierno de Venezuela ha alertado con anterioridad que el despliegue militar estadounidense en Trinidad y Tobago podría ser utilizado como plataforma para atentar contra su soberanía territorial, bajo el pretexto de la lucha contra el narcotráfico. La distancia que separa a ambos países sudamericanos es de apróximadamente 11 kilómetros en su punto más cercano.
F/Telesur
